domingo, 10 de junio de 2012

Carta de un profesor

  ¿HASTA CUANDO VAMOS A SEGUIR AGUANTANDO TODO ESTO?. ¿CUANDO
REACCIONAREMOS CON LA HUELGA GENERAL INDEFINIDA, QUE NO FINALICE ESTE
CURSO O NO EMPIECE EL SIGUIENTE? ¿CUANDO VAMOS A DECIRLES A ESTOS
POLITICOS DE TRES AL CUARTO QUE NO QUEREMOS UNA SOCIEDAD EN LA QUE ELLOS
Y SUS AMIGOTES "BANKIEROS" SEAN LOS AMOS Y SEñORES Y EL RESTO SEAMOS
SUS ESCLAVOS, IGNORANTES, SIN DERECHOS, CONDENADOS A "VIVIR" DE
RODILLAS...?
 
 
 La sirena anuncia el recreo. Mohamed se acerca a mi mesa para que le
anote su positivo en el cuaderno que le compré al principio de curso.
No huele muy bien: en el cuchitril en el que malvive no tienen agua y no
ha podido asearse en todo el fin de semana. Ahora, mis compañeros de
Educación Física le tienen preparada la muda limpia para cuando
termine de ducharse en los vestuarios. Sobre su mesa, la bolsa con los
bocadillos que le prepara nuestra cantinera. Le toca pagarlos al de
Tecnología. 
 
  Me reconcome el cabreo de hace dos horas. He reñido por enésima vez
a los de 1º de Bachiller, porque sólo unos pocos llevaban al día la
materia, mientras que muchos se habían abandonado. Les echaba en cara
que desaprovecharan los recursos que el Estado, al que sus padres
sostienen, ponía a su servicio. Les decía que de entre ellos tenían
que salir los notarios, los jueces del mañana. Me interrumpió Fran,
diciéndome que los notarios y jueces futuros iban a un centro de pago
(dio el nombre, precisamente, del colegio en el que trabajaba el que se
dice presidente de “todos” los murcianos). Que ellos, los de este
instituto público, en todo caso, iban a ser sus jardineros. Solté una
blasfemia. Les dije que fueran lo que ellos eligieran, no lo que a los
otros les conviniera.

 En el vestíbulo mi compañera la Conserje bromea sobre que el viernes
por la tarde se le acabaron los pañuelos de papel con los críos de 2º
de Bachiller, que habían suspendido alguna materia en la Evaluación
Final. Nos miramos y con una sonrisa triste recordamos los malos tragos
pasados al intentar consolar a criaturas que entre lágrimas te decían
que habían hecho todo lo que podían, pero no les había bastado para
aprobar.

 Mi compañero el Secretario reniega porque desde la Consejería siguen
sin pagarle lo que nos deben y no ve cómo va a poder hacer frente a los
gastos de mantenimiento.

 En el patio saludo a Paco, mi compañero de ACNEE, al que cabrea que
en su pueblo le digan que tanto estudiar para acabar de Maestro de
Tontos. Va acompañado a todas partes de dos de sus “Secretarios”,
uno con Hiperactividad y Déficit de Atención severo, que nos llegó
expulsado de un concertado.

 En un rincón está Ella. La semana pasada le dieron el alta desde
Psiquiatría. Lucha como una jabata contra su anorexia. Su madre nos
imploró que la vigiláramos. Teme que lo vuelva a intentar por 3ª vez.
Mi compañera la Orientadora no la pierde de vista.

 Esta es la realidad cotidiana para nosotros, profesores en un centro
público, punta de lanza contra la ignorancia, carne de cañón,
indignamente comandada y humillada. Menospreciada por una sociedad
enferma, que, por desconocimiento, infravalora nuestra labor. Por eso
nos saca de nuestras casillas escuchar a aquellos que, desde sus
despachos y coches oficiales, dicen que no pasa nada por tener a 10
alumnos más por clase: para ellos son simples cabezas de ganado. Ésos
y sus mamporreros tienen de Profesor lo que yo de obispo. Amén.

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